Capítulo 9. Conspiración.

El lunes 22 de julio de 1968, marcaría el inicio de una serie de eventos que cambiarían la historia de México. El impacto de los eventos de ese día, digno de la serie: “El origen natural de las cosas” de un servidor, traerían el cambio incluso, en el seno de la familia más poderosa de Monterrey.

 

Un grupo de estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, apedrearon las instalaciones de la preparatoria Isaac Ochenterena, incorporada a la UNAM. Más de 30 vidrios de la preparatoria quedaron destrozados, al igual que varios vehículos que estaban en la cercanía.

 

Los pleitos entre los estudiantes de las diferentes casas de estudio, completamente personales, quizás por envidia, alguna groupie mal guiada o por cualesquier motivo juvenil, conllevo a generar un movimiento estudiantil que colapsaría en la tragedia social que ahora conocemos como Tlatelolco.

 

Antes de los lamentables sucesos de la plaza de las tres culturas, el Secretario de Gobernación del Presidente Díaz Ordaz, Luis Echeverría, viajo a la ciudad de Monterrey para pedirle consejo al Ing. Eugenio Garza Sada. Eran comunes aquellas visitas en tiempos de crisis, sucesión presidencial o intereses extranjeros, para quien encabezaba al poderoso grupo empresarial del norte del país, y que asesoraba a quienes administraban a la nación.

 

En el Tec de Monterrey estaba gestándose una huelga a raíz del movimiento estudiantil de la ciudad de México, que también había infectado a la UANL. Después de esa reunión Echeverría -Garza Sada, los ánimos de protesta en el Tec desaparecieron. Fue el inicio de una estrecha amistad entre Echeverría y Don Eugenio Garza Sada, rota hasta la muerte del segundo.

 

En aquella plática, Don Eugenio acordó con Echeverría, ya que este en el poder presidencial, cambiarían de táctica, donde establecieron que el Gobierno tomaría en apariencia, una posición que le diera defensa a las masas, entre campesinos, obreros, etc. y que a su vez, fomentarían declaraciones en contra de los empresarios, para que con ello se apaciguara el desorden social.

 

-          Don Eugenio. ¿Los demás empresarios entenderán esta actitud del Gobierno?

 

-          No se preocupe, me encargo de ello. Además, creo que sea lo único adecuado.

 

Don Eugenio, Presidente de los Consejos de Administración de más de 20 empresas, siempre se adelantaba a los planes de bienestar que el Gobierno ponía en marcha para la sociedad en general.

 

La Federación sabia del poder que tenía el emporio regiomontano. Vieron en la industria acerera una vía para desarrollar el país en todos los aspectos, y restarle poder e influencia a los Garza Sada.

 

Aprovechándose de su amistad, así como de sus costumbres pro humanistas, aun a costa de la perdida de utilidades en sus empresas, Echeverría le pidió apoyo a Don Eugenio, para que le prestara la mano de obra técnica para poner en funcionamiento el Complejo Siderúrgico Las Truchas.

 

Se tenía conocimiento de los yacimientos de Michoacán y Guerrero desde tiempos de Benito Juárez. La Compañía de La Orilla S.A. de C.V. de capital francés, había comprado desde principios del siglo pasado, 93000 hectáreas del latifundio denominado Hacienda de la Orilla, en el Estado de Michoacán. La revolución trunco los proyectos de los franceses, y según lo establecido en el artículo 27 de la Constitución del 17, se retiraron, debido a que establecía la prohibición de propiedades a manos de extranjeros en las costas del país.

 

En 1907, se le otorgo una concesión a una empresa americana subsidiaria de la Bethelhem Steel Corporation, para explotar 620 hectáreas. Pero en 1916, por incumplimiento de pagos de impuestos, el Gobierno Constitucionalista le cancelo la concesión. La Bethelhem Steel, creada en 1857, se había convertido en la segunda acerera mundial, acrecentándose su poder e influencia en la Segunda Guerra Mundial, pero al paso del tiempo, en el 2003, sus activos pasarían a manos de Arcelor Mittal, creada a partir de la fusión de la anglo-india Mittal Steel y la luxemburgués, Arcelor. Esta, creada a partir de la fusión de las europeas Aceralia, Arbed y Unisor. Arcelor Mittal, se convertiría en la mayor acerera del planeta, y absorberían cuanto complejo siderúrgico no se integrara al mercado global, pero eso todavía no sucedía en tiempos de Don Eugenio Garza Sada, donde los intereses solo abarcaban el mercado nacional, y donde Las Truchas, pondría en riesgo el crecimiento de la Sultana del Norte. Una situación semejante en materia comercial, como la que viven actualmente los habitantes de Monclova Coahuila, con la acerera Altos Hornos de México, que ve mermado su producción por la entrada del acero chino.

 

La empresa subsidiaria se llamaría Compañía de Minas de Fierro del Pacifico, S.A.. Esta al verse truncadas sus operaciones, fue adquirida por la Compañía de Minas de Fierro de Las Truchas S.A., la cual tampoco cumpliría con sus obligaciones fiscales, por lo que en 1936, la Secretaria de Economía le quitaría la concesión. Posteriormente, los yacimientos fueron declarados reservas mineras nacionales.

 

Después de una serie de irregularidades entre las concesiones, así como la venta de empresas de quienes las tenían a las anteriores que se les había cancelado, el Gobierno de la Republica opta por crear el 1 de julio de 1969, la empresa Siderúrgica Las Truchas.

 

En la segunda mitad del año de 1969, personal del gobierno y técnicos de Don Eugenio Garza Sada, sumaban 44 profesionales, mismos que idearían el desarrollo de la mayor siderúrgica del país. Posteriormente se sumarian a la planificación 20 técnicos extranjeros. 

 

De enero a septiembre de 1970, se desarrollan estudios de mercado tanto de la industria integrada, semiintegrada y relaminadoras, así como de la materia prima a utilizar.

 

De octubre del 70 a enero del 71, los resultados de los estudios de factibilidad se presentan a la Secretaria de Hacienda, a la Secretaria de Patrimonio Nacional, Secretaria de Industria y Comercio, así como a NAFINSA. No conformes con lo planteado, instan a una mayor documentación, así como a profundizar en las premisas que sustentaban la viabilidad del proyecto. Ello dio origen a un documento denominado: “La Industria Siderúrgica Nacional y el Proyecto de Siderúrgica Lázaro Cárdenas – Las Truchas”, elaborado por Nacional Financiera. En dicho documento, se hace un análisis en términos de la demanda nacional y de la producción de las diferentes siderúrgicas mexicanas, como: Altos Hornos de México S.A. (AHMSA), Fundidora Monterrey S.A. Hojalata y Lámina S.A. (HYLSA), Tubos de Acero de México S.A. (Tubacero), así como las industrias semiintegradas y relaminadoras.

 

Después de una serie de discusiones con la Industria Integrada, así como con la Cámara Nacional del Hierro y el Acero, el 3 de agosto de 1971, se aprueba el proyecto.

 

“Los Secretarios de Hacienda y Crédito Publico, del Patrimonio Nacional, de la Presidencia de la Republica, y de Industria y Comercio, acaban de proponer que se llame esta obra, Siderúrgica Lázaro Cárdenas – Las Truchas, S.A. Yo pido al consejo que esto sea así, porque fue la visión de ese gran mexicano, lo que fundamentalmente impulso los estudios. Una visión inspirada en la independencia económica de nuestro país, en su industrialización, en su esfuerzo personal, y en el conocimiento de la región” Luis Echeverría. Agosto de 1971.

 

Confiando Echeverría en su “amigo” Don Eugenio, este le proveyó de la mano de obra para la planeación de las Truchas. Don Eugenio ideo quebrantar Las Truchas desde su origen. Recurrió a contratistas, jefes, ingenieros etc., para hacer presupuestos falsos. A su vez, contrataron a compañías extranjeras para disfrazar las maniobras, y obtuvieron créditos muy altos en bancos internacionales. La logística era saboteada no llegando los materiales a tiempo, y se fomentó la corrupción para que particulares se beneficiaran. La idea de Garza Sada era crear un clima de desaprobación para que la sociedad en general presionara a Echeverría de la falta de viabilidad del proyecto, que lo cancelara, y que así subsistiera HYLSA.

 

El riesgo para la industria acerera mexicana estaba latente, debido a las influencias y patriotismo que tenía Echeverría basados en Lázaro Cárdenas. Se decía, tenía la mentalidad de convertir la industria en una paraestatal, como ya el Gobierno había hecho con la energía eléctrica y con el petróleo.

 

Abril de 1973, se funda la liga comunista 23 de septiembre. Ignacio Salas Obregón, entra en contacto con un grupo asentado básicamente en Nuevo León y Tamaulipas. En la clandestinidad se les conocen como “Los Macías”. Sus dirigentes eran Salvador Corral García y Edmundo Medina Flores. El grupo era una derivación guerrillera del Movimiento Espartaquista Revolucionario de Severo Iglesias. Era la expresión del espartaquismo en Nuevo León (Según ellos). Pensaban celebrar su integración a la Liga 23 de septiembre, y como regalo, habían estudiado los movimientos de Don Eugenio. Ignacio Salas dio la bienvenida a los Macías, y da luz verde para secuestrar a Don Eugenio.

 

Grupo Monterrey, cuenta con una red de informantes y espías en constante comunicación con el Gobierno Federal. Sus investigaciones se centran en grupos que pudieran alterar los intereses del emporio, como lo son Sindicatos, y la recién fiebre  guerrillera y comunista de los 70s. Se habla que esos espías están ligados con Cervecería, por lo que se supone, le informan directamente a Don Eugenio Garza Sada.

 

Siempre Don Eugenio considero Cervecería como la empresa líder del emporio, nunca pensó que HYLSA fuera a superarla. Don Roberto tenía mayor capital en HYLSA, y recelaba de la amistad entre el Presidente Echeverría y su hermano. A lo largo de sus vidas, Eugenio siempre se impuso a Roberto. Eugenio era el creador, el líder, el respetable, y el que influía en la Federación y también en su mismo hermano. Roberto era solo una sombra para Eugenio. Gran parte de su fortuna la hizo en base a su escuadrón de visores que estaban al pendiente de la venta de acciones de otras empresas. Teniendo poca participación en esas empresas, su nombre influía para que estas se endeudaran con los bancos, y que al estar al borde de la quiebra, compraba la misma barato.

 

Roberto G. Sada y Roberto Garza Sada, consideran que Don Eugenio ya está senil, -a pesar que le pisan los talones-, creen que la relación entre este y el Presidente traerá la desgracia a la ciudad. No pueden resignarse a sacrificar HYLSA para el bien del país, serian miles los desocupados, y se alteraría toda la economía del Estado, incluyendo a la Banca.

 

Lunes, 17 de septiembre de 1973.

 

María del Carmen Tovar, una jovencita de apenas 12 años, se encuentra barriendo la banqueta de su calle; es una costumbre diaria. Nota algo inusual aquella mañana, una camioneta de color crema se encuentra estacionada sobre Quintanar, en ella están 5 sujetos.

 

Poco antes de las 9 de la mañana, llega a la tiendita a la que comúnmente va Carmencita, el camión del Pan Bimbo. Un hombre se encuentra en las escaleras del depósito del cruce de Quintanar y Villagrán. María del Carmen se dirige a la tienda para comprar unas mortadelas. Un Ford Galaxie de color negro se acerca, la camioneta crema le cierra el paso. De esta se bajan 2 hombres, uno con una metralleta AK-47, y otro con una pistola.

 

Bernardo Chapa, chofer de Don Eugenio, no se impresiona por la metralleta. Elías Orozco, se enfrenta cara a cara con Bernardo Chapa, este saca su pistola pero Elías lo hiere de dos balazos mientras se retira de su ventanilla.  

 

Don Eugenio viaja en el asiento del copiloto. El auto es de 2 puertas, en el asiento trasero, viaja Modesto Hernández, ayudante de Don Eugenio.

 

Impresionados y sin saber que hacer los guerrilleros, uno de ellos, se acerca a una de las ventanillas del coche con su metralleta, matando a quemarropa a Modesto. El tipo que se encuentra en las escaleras del depósito, se impresiona por la frialdad en la que se comete el crimen.

 

Edmundo y Anselmo intentan sacar a Don Eugenio del coche, Chapa se da cuenta y mata a Anselmo Herrera, agrónomo de la UAT.

 

Chapa esconde debajo del tablero a Don Eugenio, y lo cubre con su cuerpo. Sumamente herido, no logra ver a Edmundo, pero dispara al azar sobre la puerta. Detrás de ella, se encuentra Edmundo que desesperado, dispara hacia la puerta agachándose. Uno de los disparos de Chapa le entra por el hombro y cae muerto.

 

Carmencita se encuentra pecho tierra. De la tienda por una ventanilla, el repartidor del Pan Bimbo mira parte de la balacera.

 

Carmencita ve como suben a la camioneta a un herido.

 

Chapa muere. Don Eugenio, es gravemente herido por el fuego cruzado.

 

Llegan al lugar los bomberos de Cervecería para hacer los primeros auxilios. Los vecinos salen y ven la escena. Don Eugenio, de 81 años, débil, pierde mucha sangre. La Cruz Roja tarda mucho en llegar, cuando lo hace, lo trasladan al Muguerza. Don Eugenio Garza Sada muere.

 

El país se conmociona. El Presidente debido a la naturaleza de los hechos, no encuentra la manera de esconderse. Se le avecina un enorme problema para con una de las familias más poderosas del país. El problema político también es inminente. La población en general reprocha el atentado.

 

Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación, llama a la Dirección Federal de Seguridad. En el lugar se encentra el contacto de Cervecería que trabaja de planta en la institución. Le menciona, será el representante del Presidente en el funeral del empresario. La familia se ofende, Ahuja fue impuesto en la Secretaria de Educación por el mismo Garza Sada, había sido profesor, director, y el primer rector del Tec, por ende, quieren al mismo Luis Echeverría.

 

En la sala mayor del edificio de Rectoría del Tec de Monterrey, rinden un homenaje de cuerpo presente a Don Eugenio Garza Sada.

 

En el aeropuerto, una comitiva recibe al Presidente Luis Echeverría. De entre los presentes se encuentra el Rector del Tec de Monterrey, Fernando García Roel.

 

Del Tec, está a punto de salir el cuerpo rumbo a la Purísima para una misa de cuerpo presente. Una multitud se apresura, es enterada que el Presidente asistirá al sepelio.

 

Llega Echeverría con una inmensa frialdad. En la Purísima lo esperan, listos, formados. Se baja del coche y se dirige a la comitiva parándose junto a David y Alejandro Garza Lagüera.

 

El pueblo se había volcado para ver el cortejo, sumaban 150 mil. Todas las empresas del Grupo Monterrey paran en señal de luto.

 

El cortejo parte rumbo al panteón El Carmen. El trayecto dura 45 minutos. Desde las casas, de los balcones, la gente le grita al Presidente: “¡Asesino!” “¡Chinga tu madre Echeverría!”. El Presidente mantiene la cordura.

 

Llueve, la gente se aglomera en los alrededores de la cripta. Toma el micrófono Ricardo Margain Zozaya, Presidente del Consejo Consultivo del Grupo Monterrey.

 

“Sr. Presidente, Luis Echeverría Álvarez, Sr. Gobernador Dr. Pedro G. Zorrilla Martínez, Señoras y Señores:

 

Estamos todos enterados de la forma alevosa, cobarde, inaudita en que fue acribillado a tiros de metralleta un regiomontano ilustre, el Sr. Eugenio Garza Sada. También lo fueron los señores Bernardo Chapa y Modesto Hernández, personas que lo acompañaban, y que en estos momentos son también inhumados por sus familiares y amigos.

 

Existen ocasiones, ciertos momentos en la vida de los pueblos y en la historia de las ciudades en las que los hechos son más elocuentes que las palabras. Ésta, es una de esas ocasiones. Contemplar esta multitud en la que se encuentran, como siempre ha sucedido en Monterrey, unidas todas las clases sociales, nos hace reflexionar en la calidad humana y moral de Don Eugenio.

 

Esta industriosa ciudad, que fue usufructuaria de sus altas virtudes, se halla consternada al no poder contar más con el consejo certero y el impulso creador de este noble mexicano que no buscaba el aplauso de las multitudes, pero que sí puso al servicio de los necesitados, su gran capacidad, sus propios recursos, su infatigable voluntad y, sobre todo, su gran amor por México.

 

No es exagerar nuestros conceptos si afirmamos que no había causa noble, empresa generosa, obra benéfica que no fuera estimulada por este hombre extraordinario que enseñaba con el ejemplo. En lo social, se adelantó a su tiempo. Sin duda alguna su obra cumbre lo fue el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, que nacido de su visionaria inspiración, recibió su orientación y el impulso creador de su tenaz voluntad. Por eso sentimos que su muerte puede constituir un auténtico duelo nacional.

 

Que sus asesinos y quienes armaron sus manos y envenenaron sus mentes merecen el más enérgico de los castigos, es una verdad irrebatible. Pero no es esto lo que preocupa a nuestra ciudad. Lo que alarma no es tan sólo lo que hicieron, sino por qué pudieron hacerlo.

 

La respuesta es muy sencilla, aunque a la vez amarga y dolorosa: sólo se puede actuar impunemente cuando se ha perdido el respeto a la autoridad; cuando el estado deja de mantener el orden público; cuando no tan sólo se deja que tengan libre cauce las más negativas ideologías, sino que además se les permite que cosechen sus frutos negativos de odio, destrucción y muerte.

 

Cuando se ha propiciado desde el poder a base de declaraciones y discursos el ataque reiterado al sector privado, del cual formaba parte destacada el occiso, sin otra finalidad aparente que fomentar la división y el odio entre las clases sociales. Cuando no se desaprovecha ocasión para favorecer y ayudar todo cuanto tenga relación con las ideas marxistas a sabiendas de que el pueblo mexicano repudia este sistema opresor.

 

Es duro decir lo anterior, pero creemos que es una realidad que salta a la vista. Por doquier vemos el desorden instituido que casi parece desembocar en la anarquía, se suceden los choques sangrientos; las Universidades se encuentran convertidas en tierra de nadie; se otorgan mayores garantías al delincuente común que al ciudadano pacífico que se ve sujeto a atentados dinamiteros, asaltos bancarios, destrucción y muerte, eso es lo que los medios de comunicación nos informan cada día, cuando no tenemos que sufrirlos en carne propia o en la de familiares o amigos. Y a todo esto no se le pone remedio en la medida del daño que causa.

 

Las fuerzas negativas que rayan en la impunidad delictuosa parecen haber encontrado como campo propicio nuestro país. Mientras todos hacemos esfuerzos sobrehumanos por ayudar a resolver los gravísimos problemas económicos que amenazan culminar en una crisis, se permiten las más nocivas ideologías, que propugnan por todo aquello que va en contra de lo verdadero y constructivo. Es decir, contra nuestra forma de vida, contra nuestros más preciados valores y contra nuestros más legítimos derechos. 

 

Urge que el gobierno tome, con la gravedad que el caso demanda, medidas enérgicas, adecuadas y efectivas que hagan renacer la confianza en el pueblo mexicano. Unos desean invertir sus capitales, pero temen hacerlo, otros, los industriales y comerciantes, quisieran fortalecer su confianza en el futuro porque se trata del futuro de la Patria. Los más se preguntan con legítimo derecho hacia dónde va la Nación y cuál será el porvenir que les espera a nuestros hijos.

 

Cierto que es difícil tener confianza en el futuro cuando el mismo se perfila en el horizonte bajo los nubarrones negros de la tormenta o el rojo vivo de la sangre derramada. Pero a pesar de todo hay esperanza y hay patriotismo; esos mismos atributos que tanto pudimos apreciar en la persona del desaparecido.

 

Con sinceridad creemos que si es necesario que se reexaminen actitudes del pasado, es el momento de hacerlo. Si en algo o en mucho se ha fallado, es el momento de corregir el rumbo. Si se ha malinterpretado la acción prudente de la autoridad, que la misma se haga sentir en forma seria y responsable. Sobre el interés individual o de grupos ideológicos se encuentra, al menos así lo piensan las instituciones del sector privado, el interés de la Patria.

 

El pueblo mexicano, y en especial el de Nuevo León, es un pueblo que busca realizar su propio destino y que cree que el trabajo es una de las más elevadas formas de expresión de la personalidad humana, que desea y anhela superarse, pero ello sólo puede realizarlo en un ambiente de paz, orden, tranquilidad y reconocimiento pleno de sus derechos. Es decir, en un ambiente en que la autoridad reprima toda trasgresión del orden constitucional, ya que este principio es lo que legitima el poder y el único que justifica el derecho moral de mandar.

 

Poner un hasta aquí, a quienes mediante agitaciones estériles y actos delictivos y declaraciones oficiales injuriosas amenazan con socavar los cimientos de la Patria, es un deber ineludible que amerita atención inmediata. No hacerlo puede sumir a nuestro país en la más profunda de las anarquías, conducirlo por senderos de violencia y acabar con su precaria estabilidad política y económica. Hacer lo contrario es abrir las puertas de la prosperidad y del progreso para todos.

 

Que los lamentables acontecimientos que segaron estas vidas útiles, sirvan al menos para poner de manifiesto, hasta dónde se puede llegar cuando se dejan de reconocer o se combaten inexplicablemente los valores primarios que deben existir en toda sociedad auténticamente democrática, cuando no se quieren respetar los derechos por igual por quienes tienen la obligación de garantizar el orden público y la seguridad de las personas.

 

Si conforme al Libro Sagrado, existe un tiempo de vivir y un tiempo de morir, podemos decir que Don Eugenio vivió intensamente. Nosotros somos, todos y cada uno los mejores testigos de ello. Él ha dejado concluida  su labor en esta tierra. Su esfuerzo ha fructificado y seguirá fructificando día a día y momento a momento; su recuerdo deja entre nosotros la imagen del hombre sincero, sencillo, modesto, leal a sus convicciones que como he dicho, supo vivir y supo morir…

 

(“Nos vamos”. Menciono Echeverría molesto. El Estado Mayor comenzó a aventar gente para darle paso al Presidente, que se retiraba a medio sepelio. El Secretario de Educación, Víctor Bravo, se queda).

 

… Tal vez, la mejor herencia que deja a esta tierra regiomontana y, por qué no decirlo, a México, son sus obras y son sus hijos, seguramente continuadores de sus elevados principios y reconocido altruismo. Es por ello que para terminar estas palabras y haciéndome eco de sus sentimientos filiales que quisieran decir al Padre que se ausenta, voy a terminarlas con el pensamiento del poeta:   Sin que lo sepa nadie, guardando igual misterio, en dos sepulcros tienes augusta posesión; el uno, donde duermes, es este cementerio, el otro, donde vives es nuestro corazón”.

 

Ricardo Margain Zozaya. Septiembre 1973.

 

A su regreso a la ciudad de México, durante el vuelo, el Secretario de Educación permanecía en silencio. Solo menciona en todo el trayecto: “Esto va a ser un problema de seguridad nacional, un rompimiento que no sé cómo vamos a solucionar”.

 

El rompimiento con la Federación fue total. El Presidente Luis Echeverría formo una Comisión para recomponer las cosas. Los responsables de la misma, eran el Secretario de Educación Víctor Bravo Ahuja, así como el Secretario del Trabajo, Porfirio Muñoz Ledo.

 

En una reunión de la Comisión con Roberto Guajardo Suarez, Virgilio Garza y Eugenio Garza Lagüera, Muñoz Ledo se dirigió a ellos: “Señores, vamos a encontrar el dialogo, nosotros no fuimos”.

 

Roberto Guajardo en algún momento de la reunión, estallo contra Muñoz Ledo: “¡No seas cobarde cabron, no te retractes. Dijiste que nosotros éramos unos hijos de la chingada, ahora te conservas!”.

 

La cacería había comenzado. El Gobierno Federal hizo pesquisas a lo largo del país.  Tanto el Gobierno Federal, como el Estatal, incurrieron en torturas. Hubo desaparecidos. Las presiones en la Policía Judicial eran muchas. A Carmencita y aquel tipo que se encontraba en las escaleras del depósito, los interrogarían una semana después de los hechos. Se mencionó que habían sido heridos los atacantes, y que después habían sido asesinados en el panteón municipal donde fueron tirados por sus mismos compañeros, cuando había sido Chapa que con enorme valentía, protegió como pudo a Don Eugenio matando a los dos atacantes.

 

Se mencionó en las indagatorias esa posibilidad, debido a una supuesta bala “mágica”. La bala mencionada era la que había herido de muerte a Edmundo, ya que había ingresado de arriba hacia abajo. ¿Cómo era posible si estando parado, y Chapa y Don Eugenio acostados, pudieron herirlo de tal manera? Era simple. En la refriega mientras Chapa disparaba sin ver por la puerta, Edmundo respondía la agresión agachándose.

 

La población culpo a Echeverría como autor intelectual debido a las “diferencias” de estos. Pero la verdad, es que el Presidente y Don Eugenio mantenían una estrecha relación, tanto, que acordaban lo que debían decirle a la gente, la manera, e inclusive culpándose entre el Gobierno y el empresariado por los diversos problemas sociales.

 

El empresariado regiomontano lo sabía, como aquella vez se lo había hecho notar Garza Sada a Echeverría siendo este Secretario de Gobernación: “No se preocupe, me encargo de ello. Además, creo que sea lo único adecuado”.

 

Roberto Garza Sada del ramo acerero, y Roberto G. Sada del ramo del vidrio, temían que la verdad fuese descubierta por el amigo de Don Eugenio Garza Sada, el Presidente Echeverría.  Tal como lo da a entender Irma Salinas Rocha en su libro Nostro Grupo.

 

Sabían de la soberbia de Echeverría, así que se enfocaron en herir su susceptibilidad para que hiciera un coraje, y se retirara molesto a la capital. Usaron al cerrado de Margain, para que sintiéndose héroe, despotricara contra la Presidencia como la culpable del acto terrorista.

 

Margain no sabía que lo estaban usando en el juego del ajedrez de las finanzas. La idea era que se desviara la atención de la opinión pública, y lograr que esta no reaccionara presionando al Estado en la búsqueda de los culpables.

 

El resentimiento por el “ambiente teatral” previo al atentado contra Don Eugenio, entre el Presidente y este, aunado a la reciente creación del Complejo Siderúrgico Lázaro Cárdenas - Las Truchas, mantenían a la sociedad regiomontana enfadada con la Presidencia, que incluso, hubo trabajadores de HYLSA que le mencionaban a sus Jefes la intención de vengarse, asesinando al Presidente.

 

Según los documentos desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad, el Gobierno de Echeverría estaba enterado de las intenciones del secuestro de Garza Sada, o 2 de sus hijos. Cervecería estaba enterada por el área de seguridad y espionaje, que como mencione en párrafos anteriores, hasta contaban con personal de planta en la DFS. Mas sin embargo, no se sabía quién controlaba esa información, si el mismo Don Eugenio Garza Sada, o Don Roberto. Al seguir sus rutinas con normalidad, Don Eugenio delata que él no estaba enterado.

 

Don Eugenio era tajante con su política para con la delincuencia. Había mencionado a familiares y amigos que en caso de secuestro, no pagaran ni un quinto, y que él no iba a ser rehén ni motivo de chantaje de nadie.

 

El legado de Don Eugenio era tan enorme, que se había convertido en el ciudadano regiomontano más respetable y me atrevo a decir, de todos los tiempos. Siempre luchó contra la pobreza generando empleos, algo que le había enseñado su padre Don Isaac Garza. No era suficiente su esfuerzo, que termino conviviendo con los pobres, comiendo con frecuencia en el comedor del Padre Infante, donde aportaba para la causa.

 

No tenían porque, pero después de su muerte, la familia se dividió. Surgieron dos emporios donde sacaron mayor tajada los descendientes de Don Roberto Garza Sada, surgiendo así, ALFA.

 

En su tiempo, el más beneficiado con la muerte de Don Eugenio, fue su hermano, Don Roberto Garza Sada. Echeverría tenía todas las de perder, y más con el rompimiento con el empresariado regiomontano. Si bien su carrera política terminaba con la Presidencia, dejaría desamparados a los gobiernos entrantes.

 

Quizás Roberto Garza Sada sabia de las intenciones de la Liga de secuestrar a su hermano, pero no hizo nada por evitarlo.

 

ALFA se abriría paso en los alimentos refrigerados con SIGMA, en la petroquímica con ALPEK, en las autopartes con NEMAK, en las telecomunicaciones con ALESTRA, y en los hidrocarburos con NEWPEK. Había pirateado a las mejores mentes operativas de FEMSA ofreciéndoles suntuosos salarios. La industria acerera de HYLSA había sido absorbida por TERNIUM por un monto de 2235 millones de dólares, actualmente ALFA cuenta con más de 70 mil trabajadores en 124 plantas en 25 países.

 

FEMSA de los Garza Lagüera, cuenta con más de 170 mil trabajadores en 10 países. Cedería las operaciones de la Cervecería por más de 7300 millones, a cambio de un 20% de la participación del mercado de Heineken, convirtiéndose en el segundo accionista de la holandesa, que cuenta con presencia en 70 países.

 

El Complejo Siderúrgico Lázaro Cárdenas – Las Truchas (SICARTSA) fue adquirida en los 90s por el Grupo Villacero de Monterrey, que terminó cediéndola a ArcelorMittal, por 1439 millones.

 

El asalto al Ford Galaxie en el cruce de Quintanar y Villagrán, es el claro ejemplo de una estrategia mal planeada, desde su reclutamiento, hasta su forma. Nunca se imaginaron que el chofer y guardaespaldas de Don Eugenio desenfundara, y lo que es peor, tuviera la oportunidad de llevarse a dos, teniendo claras desventajas.

 

Bernardo Chapa murió al lado de Don Eugenio, nunca supo si su Patrón la libraría por sus heridas, ya que Don Eugenio lo vio morir.

 

 

En memoria, a todos aquellos que han defendido con su vida a quienes cuidan con orgullo en el cumplimiento de su deber, a los empresarios y políticos de Nuevo León; como el caso de Austin Matías Sánchez “El Suave”, caído el 29 de marzo del 2011.